Dijo Jesús:
"Dichosos los labios y los pueblos que reciten el Ave María". Si supieran decir con verdadero espíritu estas palabras, tan solo estas dos palabras, serían mejores, más puros, más caritativos, porque los ojos de vuestros espíritus estarían entonces fijos en María y Su Santidad penetraría en sus corazones a través de aquella contemplación.
Si la supiesen decir, no se encontrarían nunca desolados porque Ella es la Fuente de las Gracias y de la Misericordia.
Las puertas de la Misericordia Divina se abren, y no solo al empujarla con Su mano sino que también con una simple mirada Suya.
¡Ave María! éste es un saludo que purifica los labios y el corazón, ya que no es posible pronunciar esas palabras con reflexión y sentimiento sin sentirse mejor. Es como acercarse a un Foco de Luz Angelical y a un Oasis bañado de Lirios en Flor.
"Dichosos los labios y los pueblos que reciten el Ave María". Si supieran decir con verdadero espíritu estas palabras, tan solo estas dos palabras, serían mejores, más puros, más caritativos, porque los ojos de vuestros espíritus estarían entonces fijos en María y Su Santidad penetraría en sus corazones a través de aquella contemplación.
Si la supiesen decir, no se encontrarían nunca desolados porque Ella es la Fuente de las Gracias y de la Misericordia.
Las puertas de la Misericordia Divina se abren, y no solo al empujarla con Su mano sino que también con una simple mirada Suya.
¡Ave María! éste es un saludo que purifica los labios y el corazón, ya que no es posible pronunciar esas palabras con reflexión y sentimiento sin sentirse mejor. Es como acercarse a un Foco de Luz Angelical y a un Oasis bañado de Lirios en Flor.
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